La soja cerró su ciclo con una mejora leve respecto al año anterior, aunque sin alcanzar los valores históricos en superficie ni en producción total. El cultivo mostró cierta recuperación, pero aún no logra revertir la tendencia a la baja que se observa en los últimos años.
El sorgo, por su parte, enfrentó dos grandes obstáculos: humedad al momento de la cosecha y daños severos por heladas tempranas y sequía. De las casi 15 mil hectáreas destinadas a grano, un 11% se perdió por completo. El 80% restante fue utilizado como forraje, una decisión que responde tanto al contexto climático como a las necesidades del sector ganadero.
El clima, ese factor que todo lo condiciona
Junio mantuvo la racha de lluvias escasas en gran parte del territorio pampeano. ¿La excepción? Algunos departamentos del norte como Realicó, Trenel y Quemú Quemú, que superaron sus promedios históricos. Estas diferencias explican no solo los avances dispares en las cosechas, sino también por qué algunos cultivos brillan mientras otros apenas resisten.
En un escenario productivo cada vez más exigente, la campaña deja una enseñanza clara: adaptarse, diversificar y aprovechar las ventanas que ofrece el clima son claves para seguir adelante.
fuente: Bolsa de Cereales de Córdoba