No todos corrieron con la misma suerte. El maíz, especialmente el de siembras tardías, enfrentó un escenario adverso. Las altas temperaturas y la falta de agua marcaron el ciclo y dejaron como saldo el menor rendimiento promedio registrado hasta hoy. Muchos lotes ni siquiera llegaron a cosecha: fueron destinados directamente a pastoreo por su mal estado.
¿Hay margen para el optimismo? En ciertas zonas como Maracó, sí. Allí, los planteos sin antecesor invernal conservan buenas perspectivas y se estiman rindes de hasta 84 quintales por hectárea. Sin embargo, estos casos son la excepción en un año que será difícil de olvidar para los productores maiceros.