San Martín de San Juan desperdició una chance inmejorable de acercarse a la punta de la zona A de la Primera Nacional. Errando dos penales en tan solo siete minutos, con pocas ideas a la hora de definir, y ante un arquero rival que fue imbatible, el Verdinegro empató sin goles ante Agropecuario y dejó dudas de cara al Reducido para el que ya está clasificado.
Era un partido que prometía cansar la garganta de los hinchas verdinegros con gritos de gol, encima enmarcado en un clima de fiesta por la celebración del cumpleaños del club y el estreno de un nuevo telón en la popular Norte. Sin embargo, el equipo no supo contagiarse de esa actitud y, ni con dos penales a favor, pudo hacer un gol.
Los dirigidos por Raúl Antuña hicieron un buen primer tiempo en materia de estrategia táctica, ya que tuvieron un gran dominio del juego, aunque sin profundidad. Las chances más claras llegaron gracias a la inexperiencia de los centrales de la visita que cometieron dos penales en tan solo siete minutos (37’ y 45’).
El primero, entre discusiones internas con Casas y Gómez, fue ejecutado por Nazareno Funes, quien inexplicablemente intentó picar la pelota al medio del arco, ante un arquero que permaneció inmóvil y no tuvo que ni siquiera estirar sus brazos para contener el débil y anunciado remate. Mientras que el segundo penal, fue errado por Tomás Fernández, quien remató sin fuerza al palo derecho del arquero Salort, que magistralmente desvió la pelota y tapó el rebote.
Ya en el complemento, los del Pueblo Viejo se quedaron sin ideas y, si bien manejaron el ritmo del encuentro, crearon pocas situaciones de riesgo, con una gran dificultad para traspasar el área grande de Agropecuario. Las veces que lo lograron, el arquero rival actuó como una muralla y hasta el travesaño le dijo que no al Verdinegro sobre el final del encuentro. Por su parte, y como es habitual, el guardameta de San Martín, Matías Borgogno, se lució con un par de atajadas que sirvieron para que su equipo no perdiera.